Federico Kacoliris

Federico Kacoliris, Coordinador, Iniciativa de Meseta Silvestre, Museo de La Plata, Buenos Aires, Argentina

Me han encantado los animales desde que puedo recordar. Cuando era niño, solía pasar mucho tiempo tumbado en el suelo buscando cualquier pequeño animal que cruzara mi camino. Especialmente tuve una predilección hacia ranas, sapos y lagartijas. Todavía recuerdo durante unas vacaciones de verano en un pueblo rural, una combinación de condiciones climáticas favorables permitió un evento de reproducción explosiva del sapo común argentino (Rhinella arenarum). El suelo estaba cubierto por cientos de sapos, más pequeños que la punta de un dedo, y moviéndose por todas partes. A partir de ese día, me fascinaron estos animales. Algunos años más tarde, de un estanque que se estaba secando, rescaté un grupo de renacuajos que iban a desecarse. Seguí todo el proceso de metamorfosis hasta liberar a los juveniles en casa en mi jardín. Más tarde, durante mi adolescencia, comencé a tomar conciencia del problema de las extinciones de las especies. La necesidad de ayudar creció dentro de mí. Motivado por todas estas experiencias, a la edad de dieciocho años decidí estudiar biología en la Universidad de La Plata en Argentina.

Federico Kacoliris

Espero que nuestro trabajo sirva de inspiración para el desarrollo de nuevos proyectos de conservación de otros anfibios en peligro de extinción y también como un lugar donde los voluntarios puedan ser entrenados para convertirse en líderes locales de conservación.

 

 

 

 

 

 

 

 

En el curso de mi carrera, participé en varios proyectos con vertebrados en peligro en Argentina y países vecinos. Fue durante este tiempo que me di cuenta de dos cosas: una, había muy pocos proyectos centrados en problemas con herpetos en peligro de extinción, y segundo, hubo algunas investigaciones, pero pocas que implementaban actividades de conservación. Aunque esta tendencia cambió a lo largo de la última década, aún hoy en día, los problemas que enfrentan varios anfibios nativos en nuestro país no se están abordando plenamente. Fue entonces cuando decidí concentrar mis esfuerzos en la conservación de especies de herpetos altamente amenazados en mi país.

En 2012, con este objetivo en mi mente y junto con algunos colegas y amigos, decidimos iniciar un proyecto de conservación de la Rana Valcheta (Pleurodema somuncurense). Es uno de los tres anfibios de la Argentina que figuran en Peligro Crítico en la Lista Roja de la UICN. Esta rana es una especie microendémica que sólo ocurre en las cabeceras del arroyo Valcheta – una vía acuática que comienza en los manantiales termales ubicados dentro de la meseta de Somuncura en la Patagonia argentina. Lamentablemente, en las últimas décadas, las poblaciones silvestres de esta especie han disminuido y algunas se han extinguido localmente. El único hábitat en el que viven (las cabeceras del arroyo Valcheta) se está degradando rápidamente debido a problemas de uso del agua, como el mal manejo del ganado por los agricultores locales, y también la introducción de truchas exóticas en sitios donde las ranas deberían prosperar. El hongo quítrido también está infectando poblaciones silvestres de esta especie, y a pesar de la ausencia de registros de individuos muertos, no descartamos un posible efecto negativo de esta enfermedad emergente. Para hacer frente a los desafíos de esta especie, creamos la iniciativa de la Meseta Silvestre y comenzamos el trabajo en manejo in situ de conservación.

Sin embargo, a la luz de la complejidad de la situación de la Rana Valcheta, nos dimos cuenta de que para lograr mejores resultados en la recuperación de las poblaciones silvestres, también tendríamos que desarrollar un programa de reintroducción. Por lo tanto, nos pusimos en contacto con el equipo del Arca de los Anfibios y nos dieron apoyo para crear las primeras instalaciones ex situ argentinas para anfibios amenazados. Fue construido en el Museo de La Plata en el Programa Cururu. En 2015, este centro de rescate recibió una colonia de supervivencia de ranas Valcheta. Después de un proceso de aclimatación, varios parejas se reprodujeron con éxito. Esto nos permitió llevar a cabo no sólo la primera experiencia de reintroducción para esta especie, sino también para los anfibios en general en nuestro país. Durante este proyecto, liberamos 200 individuos en un sitio donde la especie se había extinguido debido a la degradación del hábitat. La reintroducción de individuos fue posible después de la restauración del hábitat a las condiciones originales, incorporando una buena combinación de manejo in situ y ex situ.

Estamos contentos con estos resultados, pero todavía tenemos mucho trabajo por delante. Continuaremos trabajando con la Rana Valcheta hasta que podamos asegurar su supervivencia duradera en la naturaleza. En este sentido, pretendemos duplicar el número de poblaciones locales de esta especie, y mejorar la conectividad de su hábitat. Espero que nuestro trabajo sirva de inspiración para el desarrollo de nuevos proyectos de conservación de otros anfibios en peligro de extinción y también como un lugar donde los voluntarios puedan ser entrenados para convertirse en líderes locales de conservación.